martes, abril 03, 2007

LOS RECUERDOS...

Recordarás querida valeria, que en el tiempo las personas, los objetos, la naturaleza misma se desvanece, ese cambio constante, ese movimiento de vida y de muerte, esa dialectica divina que crea y destruye, es la misma dinámica de la vida, así que ve acostumbrandote, para que esa dialéctica no te embarge, no te absorba y si es posible no te destruya.

Pensé en tí hoy, que estoy enfrentado a los recuerdos mismos, estoy en el comienzo de todo, disfrutando de la incertidumbre que produce el fin, las cosas pasan por algo y en eso creo hoy y ahora, las cosas aunque sean inmateriales también tienen su espiritú y como hoy estoy ante un espiritu que se está diluyendo, el mismo me esta hablando constantemente ahogandome con sus recuerdos, con sus evocaciones, con sus miedos y profundas advertencias...

Los primeros años que visité Cucuta, era una ciudad pequeña y sucia, las calles de los barrios se cubrian no sólo con el fragor del calor, también lo hacian con el desventurado polvo, habían remolinos de arena que se levantaban por encima de las casas y dejaban a su paso esa estela mágica que se presenta en cada ciudad pequeña. La primera vez que estuve conciente de que había nacido ahí recuerdo la emoción que daba visitar la familia de amigos y conocidos que se había convertido en nuestra propia familia, recuerdo nuestra casa con sus tonalidades blancas y hueso que eran el producto de esos remolinos, la casa era una casa esquinera, inmensa para mi corta edad, tenia antejardín donde crecian de esos arboles propios de climas tropicales, cujíes, tahíties y arboles de diferentes especies, todos con inquilinos milimétricos de lo más raros y exóticos, todos inocentemente peligrosos y encantadores. Los primeros años como la casa estaba habitada, nos quedabamos cerca, en donde los amigos que nos acogían, ellos daban el abrigo que una familia podía dar, mis padres y yo estabamos en ese mundo ficticio que es creado por la necesidad y el nomadismo...

continúa...

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